martes, 1 de febrero de 2011

EL FLECHAZO

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Él, alto 1'83, moreno, ojos verdes, pelo ondulado,
con una melena que le rebasaba ligeramente los hombros,
caminaba cabizbajo, sumido en sus pensamientos,
con un pitillo apagado entre los labios.
   Aceleró el paso, tenía ganas por llegar pronta a casa,
había tenido un día fatal en el trabajo y necesitaba
una ducha reparadora, envuelto por las sombras de la noche
tan solo le acompañaban por la calle el sonido
de sus propios pasos en el asfalto,
apenas faltaban trescientos metros para llegar
al portal de su casa.
   Giró la esquina y tropezó con ella; pelirroja,
ojos azules, nariz pequeña, labios carnosos,
con pómulos cubiertos de pequeñas pecas graciosas,
sus pechos generosos se asomaban por el
amplio balcón del escote de su jersey.
  Debido al encontronazo las manos el hombre
se posaron sobre la cintura de la mujer,
como intentando separarla de él pero
sujetándola firmemente para que no se
alejara en exceso.
  -¿Estás bien? -dijo él con voz muy masculina
  -Si, no ha sido nada -respondió ella con una voz
muy dulce y cálida.
   Sus miradas se quedaron encadenadas con unos
grilletes más duros que el acero hasta que
cada uno bajó la vista hasta los labios del otro,
poco después la lengua de cada uno de ellos
viajaba por la cavidad interna de la boca del otro,
la mujer en ese momento succionó la lengua
de su compañero igual que si aspirase por una
de las pajitas que se colocan en algunas de la bebidas,
el acto sorprendió al hombre que sin dudarlo
apretó mas su boca a la de la mujer y proyectó
su órgano bucal todavía más adentro,
entonces la mujer también se sorprendió,
la lengua del hombre invadió casi toda la boca
de la mujer, casi llegando a la campanilla.
   La mujer apartó al hombre ligeramente de su cuerpo
y tomó una bocanada de aire, sus miradas
se encontraron de nuevo
y un brillo de lujuria y deseo apareció en los ojos
de la mujer que cogió al hombre de la mano y
lo arrastró hacia un oscuro callejón sin salida
escondiendo sus cuerpos entré unos
contenedores de plástico y cartón.
   Ella apoyó su espalda en la pared, agarró
por la camisa al hombre con la mano izquierda
y la derecha rodeó su nuca atrayendolo con fuerza hacia ella,
sus lenguas volvieron a enredarse, entraban y salían de
las bocas, giraban, lamían labios y cuello,
sus dientes proporcionaban ligeros mordiscos
que provocaban ciertas reacciones de placer.
    Los dedos de la mujer desabrocharon los botones
de la camisa del hombre y comenzaron a navegar
a través del intrincado océano de músculos,
sus fuertes pectorales,
sus marcadas abdominales,
sus duros trapecios y prominentes dorsales.
   Cada milímetro de piel era inspeccionado
concienzudamente por las curiosas y suaves manos de ella,
de vez en cuando las uñas se clavaban en la carne del hombre
y se deslizaban hacia abajo, lo cual acentuaba la excitación de este
.Las fuertes y firmes manos de él levantaron el jersey de la mujer
sacándolo rápidamente por su cabeza dejando
al descubierto sus impresionantes pechos
que iban cubiertos con un sujetador de encaje,
el cual duro poco tiempo en su sitio,
los dedos del hombre lo bajaron y
apareció ante sus ojos unos pezones
duros y erectos que invitaban a que el
hombre los utilizara de la forma mas antigua
que se conoce.
   Él acercó su boca al tentador manjar
 y la mujer le apretó la cabeza contra sus pechos,
la lengua del hombre giraba alrededor de uno
de los pezones y empujaba con rítmicas embestidas
haciéndole crecer todavía un poco más.
   Lo succionó mientras su lengua lo apretaba
contra su paladar y al instante su boca se llenó
de un liquido cálido y dulce,
los pechos de la mujer obsequiaban al hombre
con el exclusivo elixir de la vida que albergaban
en su interior.
   Mientras la boca succionaba, las manos se
deslizaban por las caderas de la mujer y
descendían acariciando los muslos por encima
de la falda, la mujer la desabrochó y la dejó caer
al suelo, dejando ver una braguitas de encaje
a conjunto del sujetador,
las tiras del liguero que rodeaban su cintura
apresaban las medias de sus piernas,
las manos de él, después de acariciar la cara
interna de los muslos se anclaron en las
nalgas de la mujer que tiró de ellas hacia su
propio cuerpo.
   La mujer notó entonces  el pene duro y
erecto dentro del pantalón, sus manos lo desabrocharon
y la gravedad hizo el resto,
la ausencia de slip provoco que el miembro
saliera disparado como empujado por un muelle,
la mujer lo recibió con sus cálidas manos, después,
hizo una genuflexión y la punta de su lengua se
deposito sobre los testículos de su apuesto compañero,
los lamió y proporcionó ligeras y rítmicas sacudidas,
luego con un exceso de saliva la lengua se deslizó
por la parte inferior del pene hasta llegar al glande,
su mano derecha lo apresó a la altura de los testículos
empujando la piel hacia atrás.
   Su lengua empezó a describir círculos sobre el glande y
la punta intentaba entrar a través de la hendidura que
dividía la cabeza del miembro en dos,
como si fuese la broca de un taladro
la lengua empujaba y giraba el glande,
el hombre inclino la cabeza  hacia atrás,
con los ojos cerrado, concentrándose en la faena
que estaba haciendo su desconocida compañera,
 en ese momento ella introdujo el pene en su boca,
la cual se lleno de saliva, y con un frenético vaivén
de su cabeza comenzó a chupar el miembro duro y erguido,
las manos del hombre apoyadas en el pelo de la mujer
acompañaban el impetuoso movimiento que ella
infringía a su cabeza.
   -!Para!, !para!, !voy a corrermeee! -dijo él
Ayudó a la mujer a levantarse, soltó el liguero
que sujetaba sus medias y le quitó la braguitas
que ocultaban su conejito, las cuales estaban
completamente mojadas, los flujos que habían
emanado de la vagina mojaban también la
parte superior e interna de los muslos.
   Él pasó su mano sobre el sexo mojado y
perfectamente depilado, luego se agacho, la
mujer levantó una de sus piernas apoyándola
en una de las cajas que había depositadas al lado
de los contenedores, facilitándole así al hombre
el acceso a sus partes mas intimas, él demostró
una cualidad que la mujer no había visto antes
y la lengua del hombre se ensanchó de forma
sorprendente de manera que de una sola
lamida recogió todos los fluidos que
rodeaban el húmedo sexo,
después de estrechó y penetró en su interior
describiendo círculos que hacían gemir a la mujer.
   -!Aaahhhh!, !ssiiii!, !siiiiiiiiii!, !cometelo todo, bebetelo
todo, tengo mas para tiii! -dijo ella
   El hombre obediente siguió chupando y succionando,
golpeaba el clítoris de la mujer que emergía de la vulva,
lo apretaba con los labios y lo mordisqueaba suavemente.
   -!Hazme tuya, ahoraaa!, !voy a corrermeeee! -grito ella.
   Su amante se levantó y ella con un ágil salto
abrazó la cintura del hombre con sus piernas, él,
introdujo su pene en la raja húmeda y chorreante de ella,
la apoyó contra la pared y comenzó a moverse con mucho énfasis,
ella gemía con cada empuje y el intentaba retrasar la eyaculación
hasta que ella le avisase de que estaba llegando al extasis.
  -!Aaahhhhhhh!,!me voy!, !meee voyyyyy! -dijo ella jadeando.
 Él aumentó el ritmo del empuje y una explosión de placer
inundo el cuerpo de ambos, las perdidas blancas de él
salían del interior de la vagina mezcladas con los
fluidos de la mujer, tal fue la cantidad, que se deslizo
por los muslos del hombre hasta casi
alcanzar sus rodillas, después, exhaustos y sudorosos
recogieron su ropa y se marcharon juntos
a la cercana casa de él....
    Pero eso ya es otra historia
                                                                     UN BESITO
 

1 comentario:

  1. uhmmm........¿seguro que no se conocian?..jejeje
    Uff.......sobrecogedor.
    Un placer leerte

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